El acuerdo firmado entre Irán y el llamado 5+1 (Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, más Alemania) ha supuesto la descongelación de las relaciones entre el país persa y occidente, tras más de treinta años de distanciamiento. A este histórico pacto han coadyuvado numerosos factores, entre los que destaca el perfil moderado del nuevo presidente iraní, Hasán Rouhaní, sin el que este hito no habría sido posible. El acuerdo supone una limitación del programa de enriquecimiento de uranio, por parte iraní, a cambio de un levantamiento de sanciones contra ese país. Es, pues, un acuerdo que beneficia a todo el mundo, empezando por el país de oriente medio.
Aunque las probabilidades de una guerra abierta contra Irán eran muy reducidas en la actualidad, hay que recordar que ese país formó parte del bautizado como "eje del mal" por la administración Bush II, por lo que esas probabilidades fueron elevadas hace tan solo una década. No obstante, al margen de un enfrentamiento bélico, la hostilidad mutua que ha caracterizado las relaciones entre Irán y occidente suponía una importante fuente de inestabilidad en la región. Las posibilidades de intercambios comerciales y culturales que abren este acuerdo son de una gran trascendencia, por lo que el mundo puede felicitarse por este importante hecho histórico.
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