Entre los meses de marzo y mayo del año 2003, una coalición liderada por Estados Unidos llevó a cabo una invasión a Irak, conocida como Operation Iraqi Freedom. La operación estaba justificada por la presunta existencia de armas de destrucción masiva y concluyó con una aplastante victoria para el bando aliado, sin que se encontrase ese armamento. Tras la victoria se desató una guerra civil entre distintas facciones del país, sin que las tropas internacionales allí destacadas pudieran evitarlo. La coalición realizó esfuerzos para reconstruir las instituciones y las infraestructuras del país, en un ambiente de gran violencia.
Pero ¿qué tipo de misión fue Iraqi Freedom? ¿Fue una guerra o una misión de paz? La respuesta a esta pregunta se incardina en un contexto histórico en el que las fronteras entre las operaciones de pacificación y de guerra son difusas. Iraqi Freedom fue una operación similar a otras como la ISAF en Afganistán, Allied Force en Kosovo o Deliberate Force en Bosnia y Herzegovina; es decir, se trata de una operación bélica de imposición. El objetivo de estas operaciones es forzar a un gobierno o bando a firmar un tratado o adoptar alguna resolución internacional. En el caso de la operación en Irak, el objetivo perseguido era la entrega del supuesto armamento de destrucción masiva en poder del régimen de Sadam Husein, por lo cual la operación podría encajar en la tipología de operaciones bélicas de imposición. Sin embargo, a diferencia de las anteriores operaciones clasificadas bajo ese epígrafe, Iraqi Freedom no contaba con la aprobación de la comunidad internacional. Por lo que, según el derecho internacional, pasaba a ser una operación de guerra sin más. La ONU es el foro donde se dirimen las rivalidades para conducirlas por vías pacíficas. Al no contar con la aprobación de esta organización, la operación en Irak estaba considerada al margen del derecho internacional. Es decir, lo que determinaba su condición de fuera de la ley no era el conjunto de acciones que se llevaban a cabo, más o menos beligerantes, sino la ausencia de consenso internacional. Como cabe suponer, no existe un criterio universal que determine cuándo una operación bélica es justa o injusta, por lo cual hay que recurrir al consenso para dirimir esa dicotomía. Cuando la mayor parte de la comunidad internacional aprueba una operación bélica se considera legal. La operación en Irak solo contaba con el apoyo de unos cuantos países, y no pudieron obtener la resolución necesaria de las Naciones Unidas.
Asi, en resumen, Iraqi Freedom contaba con las mismas características para haber sido otra operación bélica de imposición de paz, como ISAF o Allied Force, pero debido a su falta de consenso internacional, quedó como una operación de guerra entre la coalición internacional y el país árabe.