El grupo de los países más industrializados y de los emergentes, conocido como G-20, se formó en 1999, concentra dos tercios de la población mundial y el 85 % del producto interior bruto.
Está formado por las potencias que fueron hegemónicas durante la segunda mitad del siglo XX que formaron el antiguo G-7: Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá. A éstas se sumó Rusia en 1997, una vez dejada atrás la Guerra Fría y las subsiguientes suspicacias, dando lugar al G-8. Finalmente el G-20 integra a estas ocho potencias a la Unión Europea en su conjunto y a once potencias emergentes: China, India, Brasil, México, Argentina, Sudáfrica, Arabia Saudí, Corea del Sur, Indonesia, Australia y Turquía. Durante una década el G-20 convivió con otros foros menos representativos como el G-14 o el mencionado G-8, hasta que en 2009 este grupo los desplazó definitivamente debido al incesante auge de las potencias emergentes.
Este grupo está considerado un foro de cooperación en asuntos relativos al sistema financiero internacional y las decisiones que adopta tienen repercusión en todo el mundo, si bien no es fácil que alcancen el consenso debido a los enormes intereses divergentes que mueven a unas y otras potencias. No obstante será este grupo el que dé pasos para prevenir futuras crisis financieras, para suprimir o limitar la acción de los paraísos fiscales o para erradicar la opacidad financiera que ampara al fraude fiscal, cuando no a las fortunas derivadas del crimen organizado. Ya se han dado pasos en esta dirección, si bien, aún discretos.
Aunque se le puede criticar su carencia democrática por no estar representados todos los países del mundo, su formación constituye un gran paso adelante respecto a otros foros, pues incluye a las potencias emergentes con sus enormes poblaciones y a otros países que se erigen en portavoces de otras zonas del mundo. De este modo, Turquía puede actuar como portavoz de Oriente Próximo, Arabia Saudí del mundo árabe, México de Centroamérica, Indonesia del sudeste asiático, etc.
Cabe esperar que en el futuro las zonas menos representadas en el G-20, especialmente África, aumenten su poder y su representación en este tipo de foros, dando lugar a grupos más numerosos y más democráticos pero, no obstante, el mencionado aumento en el número de voces representa un gran paso adelante y se erige en la esperanza de que todo el mundo esté representado algún día, que se equilibren los poderes y se reparta la riqueza de forma más equitativa a como lo está en el presente.